Mi última estancia temporal fue en la ciudad de Bagé donde quedé con una familia y acordé estar por un mes, aproveché este tiempo para organizar las siguientes estrategias a tomar para los próximos meses y después de la Semana Santa debía retomar mi viaje.
No obstante para esta fecha el destino aún era incierto y estaba lleno de muchas inseguridades, decidido a avanzar pues ya no podía quedarme más en Bagé, había terminado mi convenio de estadía, cerca estaba la frontera con Uruguay pero cerrada y la única ruta disponible incluso en buses era hacia el Este del país, así que agradeciendo a mis anfitriones y tomando mis cosas, emprendí mi viaje una mañana hacia la ciudad de Pelotas.
No fue sino hasta ese mismo día de viaje que comencé a pensar en dónde me quedaría y por cuántos días, qué haría y cómo sobreviviría. Vi el mapa de la ciudad y encontré los posibles atractivos turísticos y cómo llegar a estos y me aventuraba con mi imaginación hacia lo que lograría estando allí, pero el hospedaje era lo más importante. Mi cuenta de Couchsurfing la había cerrado hace meses y no pude recuperarla y fue entonces cuando decidí esperar.
La última vez que utilicé Couchsurfing fue en septiembre de 2019 y antes de eso solo unas 4 o 5 veces en Ecuador y Argentina, por casos de emergencia o de inconvenientes con algún hospedaje, pues el proyecto Mochileros Astronómicos apunta al intercambio de las actividades divulgativas por un hospedaje seguro y relativamente cómodo y en casos extremos, mi carpa y bolsa de dormir serán mi refugio.
Al llegar a la ciudad de Pelotas me encontré pues con un Reloj Solar, lo cual me animó, tomé unas fotos, me senté a buscar un hospedaje barato y al encontrarlo fui de inmediato y me organicé un poco más, decidí quedarme 3 días antes de viajar hacia la costa, en Playa Cassino, la playa más grande del mundo.
Visité Laranjal, la ciudad vecina de Pelotas donde conocí el Lago de patos y caminé por la costanera hasta encontrarme con un largo muelle y más al sur para llegar al río que conecta con este gran lago, respiré aire puro, me sentí en pleno contacto con la naturaleza y agradecido de la vida que estaba viviendo.
Volví a Pelotas y luego de organizarme mejor, emprendí mi viaje hacia la Playa Cassino donde quedaría entonces unos 15 días, no solamente disfrutando del contacto con el océano atlántico y el ambiente de playa sino trabajando en mis nuevos proyectos on-line. Allí además de la playa encontré otro reloj solar de forma inesperada, caminé unos 20 kilómetros de costa y muelle para estar en contacto con el mar y respirar aire fresco.
Al no poder presentarme en planetarios o escuelas por la cuarentena, los recursos de Mochilero comienzan a agotarse al pasar de los días, es entonces cuando debo recurrir a mis ahorros los cuales están las cuentas de donaciones a las que no tengo fácil acceso, pero que está allí para momentos como estos.
Busqué en la ciudad de Pelotas y su vecina Rio Grande y estas no tenían oficinas ni sucursales para poder retirar algo de dinero, por lo que tuve que abandonar el ambiente de playa al cual me estaba acostumbrando y viajar a la ciudad donde ahora me encuentro. Porto Alegre. La capital del estado de Rio Grande do Sul y en donde tampoco me quedaré tanto tiempo.
Por suerte el mismo día de mi llegada pude realizar los trámites necesarios y así recuperar algo de recursos para hospedarme en un lugar, he conocido y usado la aplicación de Airbnb por primera vez y pudiera decir que pudiera acostumbrarme a esta durante una temporada.
También en esta ciudad me registraré en Migraciones, pues asistí a consultar sobre mi status migratorio y dijeron que el gobierno de Brasil está flexible para con los turistas y extranjeros durante el tiempo de la pandemia.
Acá también he recorrido un poco la ciudad y conocido lugares muy interesantes.
Como ya lo habrán notado por las fotos anteriores, se percibe una cierta normalidad en cada ciudad a la que voy, como si no hubieran virus en el aire, la gente usa tapabocas pero sale a correr, ejercitarse y recorrer, las autoridades miran y no toman ningún control, no por eso me sumaré a las irresponsabilidades de no acatar una cuarentena, pero como lo he mencionado en anteriores entradas, no puedo quedarme en ningún lugar pues mis recursos son limitados.
Ya he visitado el Planetario, encontrándolo pues cerrado por la conocida situación.
Para las próximas semanas que haya terminado mis necesarios trámites, continuaré mi viaje, pero esta vez será intencional, ya que el 27 de mayo es mi cumpleaños número 30 y quisiera recibir este día en un lugar especial un momento que he estado esperando y un lugar que posiblemente me esté esperando también. Espero pasar un gran cumpleaños e iniciar una nueva etapa que como muchos dicen, los 30 son los nuevos 20, la mejor etapa de la vida dejando que como día a día, la vida misma me sorprenda.
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