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Coronavirus. Situación Personal

La última vez que me enfermé recuerdo que fue en 2016: El Chikungunya y el Zika en menos de 1 mes azotó mi salud estando yo en Caracas. Durante varias semanas estuve sufriendo los dolores de las articulaciones, fiebres, salpullidos y demás síntomas que estas enfermedades presentaba y combatiéndolas con Paracetamol y Acetaminofén que podía conseguir debido a la escasez no solo de medicinas sino también de alimentos que en aquel año había en mi país.

No podía permanecer en cama pues tenía que estudiar y trabajar y mi fuerza de voluntad me llevó a luchar contra estos males hasta que logré curarme. Mi salud y vida cambiaron desde entonces, me mantuve saludable cada vez más hasta incluso el momento de salir de mi país.

El primer año de mi viaje pasé por Colombia y Ecuador experimentando los drásticos cambios de temperatura, las frías montañas nevadas de los andes y la humedad y calor de las costas del pacífico y selva de estos países sin que esto afectara mi salud, por el contrario me adaptaba muy bien. Seguidamente llegué a la selva de Perú donde me recibieron en la frontera con la vacuna de la Fiebre Amarilla para poder continuar el viaje.

Ese primer año, diría yo, también conocí la pluralidad y abundancia de la gastronomía de esos 3 países, degustando y disfrutando de esta alimentación y que tampoco afectó en nada mi salud. En el año 2 del proyecto me encontré con Pablo y viajamos como Mochileros Astronómicos hasta que en la ciudad de Arequipa comimos en una estación de servicio algo que seguramente estaba en mal estado y tuvimos una indigestión que duró poco mas de 24 horas.


Comenzamos a cuidar nuestra alimentación pero el viaje no se detuvo, fueron 9 meses de viaje compartido, siguieron los cambios de clima de los más extremos a los más soportables pero nuestra salud era muy buena. Incluso el frío invierno de Argentina y viajando o acampando no desmejoró mi salud y no fue sino hasta mediados de diciembre que estando en Argentina comencé a sufrir de afectaciones en el nervio ciático.

Una fisioterapeuta conocida me indicó que tenía sobrepeso en mi cuerpo y mi mochila y que debía entonces cambiar mis hábitos. Eso comencé a hacer y en menos de 2 semanas ya estaba otra vez mochileando en la ruta hacia el norte. El cambio de alimentación tal vez cambió mis defensas porque entre el frío y calor de Argentina y Paraguay durante el verano varios resfriados llegaron y se fueron.

El brote de Dengue del mes de febrero en Paraguay no me afectó ni a mi ni a Alina con quien recorrí el país y lo atravesamos sin ninguna patología antes de separarnos. Ya el Coronavirus COVID-19 había comenzado también a recorrer el mundo alcanzando suramérica para mediados de ese mes. Y ahora en marzo me encuentro en el sur de Brasil escuchando que el coronavirus está muy cerca y que es una pandemia.




El Coronavirus COVID-19 está llegando a todos y todas a pesar de las muchas medidas que se están tomando a nivel mundial, usar tapabocas y protegerse al toser o estornudar pero más importante LAVARSE LAS MANOS y LA CARA constantemente, a esto último puedo decir que con el proyecto Mochileros Astronómicos he contribuido mucho en los eventos que hago, pues en varias oportunidades realicé un experimento con un "Microscopio Láser" para mostrar a los niños las bacterias de nuestras manos y dando un mensaje del cuidado y salud, llamándolo "Micromundo o Microuniverso"

Pero y a pesar de la diminuta tasa de mortalidad de este virus que afecta mayormente a personas de la tercera edad o con defensas inmunológicas bajas cualquier persona puede afectarse, no presentar síntomas pero seguir contagiando a otros y es acá donde entra la razón de esta nota personal.


Después de 2 años y medio de viaje sigo sin tener alguna enfermedad seria, no he tenido fiebres ni gripes, pero cayendo en cuenta de esta "buena racha de salud" también noté que soy como muchos otros mochileros que conozco en suramérica. No tengo seguro de viaje o seguro médico o contra accidentes y los ahorros que tengo son para el día a día.

Como muchos saben, el proyecto MOCHILEROS ASTRONÓMICOS es itinerante y funciona principalmente por Intercambios de Hospedaje y Alimentación a cambio de mis actividades que suelen durar entre 3 días y 1 o 2 semanas y luego sigue su ruta. Han sido 7 países y más de 180 lugares recorrido en donde sólo han sido 2 o 3 lugares donde he permanecido por más de 1 mes por razones estratégicas, económicas o laborales.

Sin embargo, entre otras medidas están el aislamiento voluntario, suspensión de eventos públicos y la cuarentena. En este mes de marzo comencé mi viaje por Brasil, apuntando una meta de 20 planetarios en 21 ciudades y para ello calculé 3 meses. Envié mi propuesta a la mayoría de los planetarios y muchos de ellos han respondido de manera positiva, pero como es sabido, muchos planetarios dependen de la administración pública y los gobiernos del mundo están tomando estás medidas donde ya varios planetarios del continente han cerrado sus puertas, se han suspendido clases y restringido las aglomeraciones.

Para mi que el principal objetivo es visitar estos lugares, también dependo de las aglomeraciones ya que soy divulgador con mis actividades y estas las realizo especialmente con niños y jóvenes en escuelas y comunidades durante mi viaje es por eso que en cierto modo, las actividades de Mochileros Astronómicos dependerán de cómo se manejen las instituciones en los próximos meses, por lo que las actividades deberán cesar paulatinamente y probablemente la ruta cambie o se detenga ya que este viaje depende enteramente de la dinámica del planeta.

Hasta acá, no tengo problemas, mi mayor preocupación en todo caso es ¿Qué pasaría si Bryant el mochilero astronómico se contagia de Coronavirus? obviamente y como todos aquellos que se han contagiado debo cumplir la cuarentena, pero "¿Dónde?" - Yo no tengo casa en ningún país, mi estabilidad está en el viaje y el desplazamiento y mi hospedaje y alimentación depende de mis convenios y mis actividades, pero si las mismas son suspendidas deberé quedarme tal vez en algún tipo de refugio, albergue o asilo, pero, estos lugares suelen estar repletos de personas que pudiera llegar a contagiar y no puedo volver a Venezuela, entonces ¿Qué será de mi?


Por suerte hoy me encuentro en casa de unos amigos que me esperaban desde hace un tiempo y antes de arriesgarme a seguir el viaje y contagiarme estos me ofrecieron por tiempo indefinido un espacio para quedarme, así como muchos amigos de varios países me han ofrecido hospedaje y donde las palabras "Serás siempre bienvenido cuando quieras volver" llegan a mi mente con los cientos de rostros que me la han dicho, pero si está alguno de ellos leyendo esto, ha de saber que no llevaré un virus a su casa.


El Coronavirus COVID-19 está afectando todo el mundo, la economía, el sistema, todo lo que conocemos. Si llegara a contagiarme tomaré mis medidas de aislamiento voluntario porque debo mantenerme en movimiento. Podría aislarme en mi carpa en alguna montaña con una gran vista de amanecer o atardecer y comprar provisiones suficientes hasta sentirme aliviado, pero sin familiares en este país y las fronteras cerradas, no podré dar vuelta atrás en caso de que lo necesite. Solo debo sentarme y esperar.


Mis recursos son limitados y no podría pagar medicinas o clínicas en caso de que algo me suceda.







Entonces, así como yo existen muchos otros mochileros que están en la ruta, sin hogar o muy lejos de regresar a sus países, buscando los recursos diarios haciendo malabares en semáforos, cantando, vendiendo artesanías, haciendo voluntariados en restaurantes u hoteles o tratando de adaptarse al idioma o a la ciudad, pero también expuestos al virus y a los síntomas, Somos una comunidad y muchos de ellos pueden estar necesitando una mano, un hogar para descansar, un plato de comida y alguien que escuche sus locas historias de viaje. Mi relato no es sólo mío, también lo dedico a otros viajeros que siempre veo, en bici a dedo, en buses y también a los colegas planetaristas, divulgadores de astronomía, profesores o profesionales del área de la astronomía pues todos vivimos bajo el mismo cielo.

Este Coronavirus COVID-19 no es el fin del mundo pero una vez que pase, será un nuevo comienzo para nuestra especie donde debe despertarse un sentimiento de solidaridad y apoyo entre todos, hemos notado como el planeta ha reducido los indices de contaminación por el cese de actividades, cómo ya hay personas curadas y cómo la gente concienció más acerca de la higiene, este Virus sacudió a la humanidad y la crisis económica también tendrá su impacto positivo en los próximos meses.

Espero entonces que lo que aprendamos como especie a consecuencia del COVID-19 lo comencemos a divulgar y darnos cuenta de que toda nuestra especie es vulnerable en punto azul pálido, que de nada sirve acumular cosas o sólo pensar en nosotros porque así como los mochileros, hoy estamos aquí y mañana no lo sabemos, "Nuestra especie pudiera desaparecer y nada ni nadie se enteraría que alguna vez existió una especie llamada "humanidad" en un pixel de una estrella insignificante en el vasto océano cósmico"

Nos vemos en la ruta.

Bryant González Vásquez

Estado Rio Grande Do Sul - Brasil Marzo 2020

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