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Brasil. Lo que fue y lo que sería.

Antes de llegar a este enorme país, realicé una muy minuciosa investigación de la mejor y más conveniente ruta, pues las fechas debían ser muy precisas para lograr todos las metas propuestas antes de junio de este año (ver proyecto) así entré en contacto con la mayoría de grupos de astronomía y personas, instituciones y planetarios y la respuesta fue positiva en la mayoría de ellos antes del mes de marzo de 2020. Sin embargo, toda esta agenda fue congelada por lo que hoy día afecta a la población mundial e hizo entrar en cuarentena indefinida. El Coronavirus.

Sin embargo, antes de que todo esto pasara, tuve un primer objetivo. Visitar las primeras 3 ciudades de mi mapa y llegar a Uruguay para visitar el planetario de Montevideo. Fue entonces como supe que el Planetario de Foz de Iguazú por la llegada del Carnaval cerró para hacer mantenimiento y no lo pude visitar, así que me dirigí a la ciudad de Santa María en el estado de Rio Grande Do Sul para visitar el Planetario de allí donde llegué y durante 5 días realicé actividades junto al personal que allí labora.

El Planetario de la Universidade Federale de Santa María es un planetario bastante interesante. Algunos relojes solares en la parte de afuera y una réplica del Inti-Ñam de Machu Pichu te dan la bienvenida. Por dentro, algunas exhibiciones destacan como su reliquia histórica un proyector Zeiss Modelo II y la amabilidad del personal se percibe apenas ingresas al lugar.



Allí realicé dos conferencias, una charla interactiva en vivo a casa llena y que se complementó con una observación telescópica en las afueras del Planetario.



También ofrecí una actividad interactiva con pequeños de una comunidad que visitaron el Planetario y se divirtieron en grande.





Después de haber compartido una linda semana en esta ciudad junto a Giovanna y Jaquelín me dirigí hacia mi siguiente destino, la ciudad de Bagé, donde conocí el planetario más austral del Brasil, el Planetario de Unipampa.


BAGÉ


Llegué a la medianoche a la ciudad de Bagé, por suerte me esperaba el director del Planetario junto a su familia con quienes me quedaría por unos días antes de ir a Montevideo, pero estos días se alargaron ya que el coronavirus se instaló en la ciudad y decretaron cuarentena. Cerraron la frontera hacia Uruguay y el estado clausuró toda actividad pública. Pero justo antes de eso, pude hacer unas pequeñas visitas al planetario y aprender de la astronomía y las dinámicas que ofrece este lindo lugar.




Bagé se convirtió en mi hogar por casi un mes. Compartí con esta familia y conviví momentos hermosos que me llevaré en mis más grandes recuerdos y que agradezco infinitamente por su hospitalidad, amabilidad y apoyo como un miembro mas, pero el alma de mochilero siempre está en movimiento y a pesar de la seguridad y comodidad que este lugar me brinde, debo continuar mi periplo.


Romper la cuarentena no es algo que se recomiende, mucho menos para un mochilero, no obstante hay situaciones en las que voluntaria o involuntariamente hay que decidir ir de un lugar a otro, sea por el llamado del gen viajero o la salida de la zona de confort que te impulsa a cambiar las rutinas. Como sea ahora tengo un rumbo nuevo, que he venido preparando desde hace unos cuantos días y que definirá el curso de mi vida.


Me mantendré activo en las redes de Instagram y Facebook, pero desde otras localidades así que síganme en las mismas.



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